jueves, 26 de marzo de 2020


DATOS HISTÓRICOS DE LA INVESTIGACIÓN EN EL AULA


El tema de la investigación viene de mucho tiempo atrás, pero cobra vital importancia a partir de los años 70 desde el punto de vista teórico y práctico. (Furió y Gil, 1984).

La frase “El docente como investigador”, se origina a partir de la obra de Stenhouse (1981) cuando diseña un modelo curricular de tipo procesual en el cual propone actividades de investigación para los maestros (observaciones, registros, informes) con el propósito de formular hipótesis singulares sobre la forma de concretar el currículum de su propia actividad práctica.

Elliot y Adelman, a través del Ford Teaching Project (Elliot, 1984), incluyen en la metodología investigativa para el aula, la técnica de la triangulación (Jick, 1983). Ésta técnica evidencia una relación directa del docente con un observador externo encargado de proveer datos desde fuera de la situación y que ayuda metodológicamente al maestro en su investigación.

La triangulación es la relación a trío que se establece entre profesor-alumnos-observador, donde el docente es quien decide, en última instancia, los fines y los medios de dicho estudio. Este movimiento surgido en Gran Bretaña, está constituido como Asociación Internacional de Investigación-Acción en el aula y cada vez tiene mayor número de publicaciones con informes de investigación realizadas por sus miembros (Nixon,1981).

Para puntualizar sobre el importante tema de la triangulación, la cual surge con el propósito de aplicar nuevos enfoques curriculares en la escuela, insta en la búsqueda de un modelo de profesor que investiga en el aula, solo o con la ayuda de observadores expertos, para resolver problemas concretos (investigación para la acción) para la reflexión y reconstrucción progresiva del curriculum. Teniendo como resultado, investigación en el aula, cambio curricular y formación del profesor, tres aspectos sobre el mismo proceso.



En Francia a finales de los setenta se forma una teoría de investigación didáctica sobre el estudio del aprendizaje científico de los niños (Host, 1978), específicamente en el conocimiento de las representaciones mentales que construyen los alumnos para explicar los diversos fenómenos naturales. Este estudio se realiza en el contexto escolar del cual se toman consecuencias didácticas para la práctica del maestro en el aula.

En Italia, en el año 1978 maestros y psicólogos relacionados con la corriente de Renovación pedagógica se reúnen con F. Tonucci, para discutir y analizar sobre la investigación en la escuela y el papel que los maestros y especialistas tienen en ella. (Tonucci, 1980). Como resultado se tienen algunas conclusiones: promover una estrecha colaboración de maestros, psicólogos, didactas, etc., en el marco del aula y proponen unas líneas metodológicas incluyendo la tradicional metodología cuantitativa-experimental, nuevas opciones de corte más cualitativo (diario de observaciones, estudio de las producciones de los alumnos, sociograma, etc.) que facilitan un conocimiento más significativo de la clase.

En España los primeros aportes de investigación se asocian con el análisis de la formación inicial del profesorado. Por una parte, está un modelo ideal de profesor para introducirlo en la reforma de las Escuelas de Formación del Profesorado y cuya competencia sería la de investigador activo (Gimeno y Fernández, 1980). Por otro lado, expresan la necesidad de incorporar la práctica metodológica de la investigación en la formación inicial para incluir las actitudes y capacidades del trabajo científico a la preparación de los maestros (Cañal, García y Porlán, 1981).

Existen otros trabajos que describen las dimensiones que comprenderían el nuevo modelo de profesor (Porlán y Cañal, 1984):

A. Concebir la programación como hipótesis de trabajo en construcción permanente.

B. Concebir la evaluación como investigación de los acontecimientos del aula, a la luz de la programación diseñada.

C. Fomentar las actitudes científicas en los profesores.

D. Incorporar capacidades y habilidades propias del trabajo científico.



Si bien es cierto que el objetivo principal para un profesor es el de enseñar, se puede decir que posiblemente la opinión de la mayoría de quienes ejercen esta hermosa labor, en común acuerdo podrían expresar que el buen profesor es un facilitador del aprendizaje de sus alumnos. Sin embargo, es posible que existan ciertas dificultades en la práctica, para realizar con éxito el ejercicio docente si este no va acompañado de un conocimiento actualizado, racional, y en cierta manera científico, de los procesos y elementos más significativos del aula. Por ello, se hace fundamental que todo docente lleve la investigación al aula de clase para la búsqueda de conocimientos de calidad que faciliten la puesta en marcha de mejores enseñanzas significativas y contextualizadas. “El profesor es un agente activo en el desarrollo curricular, un modelador de los contenidos que se imparten y de los códigos que estructuran esos contenidos, condicionando con ello toda la gama de aprendizajes de los alumnos”. (Gimeno Sacristán,1988)